Hipólito Navarro Villaplana

Prologo

Por tercer año consecutivo, la Undef edita un libro de la colección «Personajes de la Fiesta» con el propósito de reconocer el meritorio trabajo desempeñado por un grupo de testeros que con su esfuerzo constituyeron nuestra entidad. Desde la formación de la Undef ha sido relevante que sus iniciadores coincidieran en una misma inquietud basada en la historia, la literatura, la música y la cultura de sus pueblos natales. Sin embargo, la necesidad de crear un organismo supra local, con su estructura y normas de procedimiento las cuales unieran a las localidades testeras, que representara y sirviese de consultor más que de ejecutor fue una idea sugerente que con ilusión intentaron y llevaron a la práctica. En esta ocasión la persona elegida ha sido el petrelense D. Hipólito Navarro Villaplana. La edición del libro ha sido coordinada por la Unión de Festejos de San Bonifacio Mártir y ha contado con la colaboración de la familia  del homenajeado.
A raíz del I Congreso de Fiestas de Moros y Cristianos celebrado en Villena en 1974, se crea una comisión provisional para constituir el organismo festero. Con fecha 16 de febrero  1975, en una reunión celebrada en Ontinyent, se aprueba la elaboración de un anteproyecto de estatuto.  A lo largo de ese año se realizan distintas reuniones en Alacant, Bocairent, Cocentaina, Elda, Ibi y Ontinyent, presididas por las autoridades civiles y festeras. En una de las reuniones celebradas, la de Ibi, el 14 de diciembre de 1975 aprueba el anteproyecto, decidiéndose que la organización supra local se denominara Undef (Unión de Entidades Festeras de Moros y Cristianos), con sede en Villena, y que su convocatoria fundacional se reuniera en Alcoi. El 22 de febrero de 1976 celebran la citada reunión en el Casal de San Jordi, con la asistencia de las 25 poblaciones fundadoras Agullent, Alacant (Barri Sant Blai), Alcoi, Aielo de Malferit, Banyeres de Mariola, Bocairent,   Callosa   d’En   Sarria,   Caudete, Cocentaina,   Crevillent,   Elda, Fontanars, La Font de la Figuera, Ibi, Monforte del Cid, Mutxamel, Muro, Novelda, L’Olleria, Onil, Ontinyent, Petrer, Sax, Villena y Xixona.
Aprueban  el proyecto de estatuto, forman la Junta Directiva que es el órgano colegiado un periodo de cuatro años, renovables por mitad cada dos. No existe el presidente de la Undef, sino que todos los representantes en rotación desempeñan la presidencia de la Junta Directiva (institución colegiada). Proceden a su elección, que sería provisional hasta que el Gobierno Civil no aprobara el estatuto, confirmándose el 29 de septiembre de 1976. Los ocho representantes elegidos fueron dos de cada localidad que detallamos: Alacant (Barri Sant Blai), Alcoi, Crevillent y Petrer.  Durante el periodo de seis meses   Hipólito   Navarro ocuparía   la   presidencia   de   la Junta   Directiva. Posteriormente los estatutos fueron reformados (1986), creándose el cargo de presidente Undef.
Sin duda alguna, tuvo que ser una época interesante y difícil.
Pero también existieron inconvenientes en las distintas poblaciones de cada cofundador que tuvieron que superar. Entre otras circunstancias y a consecuencia de la evolución de la sociedad,  Hipólito Navarro comprendió que paulatinamente estaban desapareciendo los antiguos oficios en Petrer y quiso dejar constancia escrita en sus investigaciones. Igualmente la fiesta canalizó nuevas formas. Coincidiendo con SU segunda presidencia festera en la Unión de Festejos se triplicaron y cuatrlpllcaron los testeros, facilitando que se embutiesen los actos, los cuales seguían discurriendo por el mismo recorrido de siempre. Este hecho se encuentra recogido en una simpática anécdota de una acalorada reunión de la Junta Central Directiva. Discutían para que los actos organizados fuesen fluidos; buscaron una solución, la de controlar los horarios. Los componentes de la junta salieron a la calle e improvisaron una entrada para comprobar el tiempo invertido. No obstante, debemos decir que Hipólito había tenido un percance en su garaje y por lo tanto el insólito desfile lo hizo cojeando, una mano apoyándose con el garrote y con la otra sujetando el reloj para verificar la duración de la entrada.
Una de las aficiones que le acompañarían en su vida fue la música. Como buen melómano, le fascinaba la música clásica. Sentía auténtica predilección por Wagner al que fielmente lo defendía ante sus amistades contra Beethoven. La segunda cadena de la televisión española emitía en su programación unos conciertos. Hipólito Navarro, desde su despacho, se deleitaba escuchándolos. Su querida Matilde era conocedora de que durante el concierto televisivo no se le podía molestar, ni tan siquiera para cenar.
La Undef agradece a los fundadores de nuestra entidad su entusiasta aportación prevaleciendo, ante todo, la generosidad compartida, ya que ése es nuestro sentir colectivo y que recibimos como una herencia. Por lo tanto, para la Undef es un honor homenajear a través del presente libro la entrañable figura de Hipólito Navarro Villaplana. Un libro que, con seguridad, nos acercará a su enorme personalidad. Un hombre que ha dejado constancia de la idiosincrasia y costumbres de su municipio desvelándonos sus peculiaridades. Un hombre apasionado por el terruño que lo vio nacer. Un hombre del pueblo, para el pueblo y por el pueblo, y según su propia inspiración: «Petrel, mi gran Petrel».