LA EMBAJADA
 
 
 
 
 
Antecedentes históricos
 
Libro.- HISTORIA DE ABANILLA
Autor.- Dr. D. José Riquelme Salar
Primera Edición
 
 
 
 
Cap. III.- Poblados Romanos de Abanilla.
 
Nuestro pueblo, en esos siglos, estuvo considerado como una aldea de Orihuela, sujeta a su Rey Teodomiro. Este monarca es un noble godo, rubio como los teutones, que combatió bravamente contra los musulmanes. Por esta razón, cuando Orihuela fue cercada por los árabes y conquistada después, consiguió de éstos unas capitulaciones muy honrosas, pues en pleno dominio sarraceno, Teodomiro, siguió administrando a Orihuela como un rey, conservando su religión católica, sus costumbres y sus leyes, a cambio de la entrega de un canon anual, en concepto de renta y vasallaje al Rey Moro de Murcia.
 
Cap. IV.- Abanilla Musulmana.
 
Abanilla, como el resto de Hispania, se adaptó bien pronto al arabismo, aunque, pienso y con ello no errar si afirmamos que árabes puros, del otro lado del Estrecho, bien pocos llegarían al pueblo, salvo el Valí Arráez o Raís, con sus familiares, como delegado del Rey Moro de Murcia.
Esta vinculación de Abanilla, como aldea de Orihuela, en el período visigodo y almohade, había de imprimir en el espíritu de las gentes de nuestro pueblo, un consentimiento tácito y sumiso a aceptar ciegamente toda decisión oriolana. Con ello se condicionarían todos los contactos exteriores, canalizando en buena parte todas las actividades domésticas y comerciales hacia Orihuela; de esta guisa, Murcia, en esta época, queda desplazada y sin intervención directa en los asuntos públicos de Abanilla, hasta que en el siglo XIII vuelve Murcia, con la Reconquista, a ocupar lugar preeminente a través de la gobernación del Rey Sabio en las determinaciones sobre los destinos de Abanilla.
 
Cap. V.- La Reconquista.
 
En el año 1243 entraron las tropas de Alfonso X el Sabio en Murcia; tanto la capital, como los castillos y lugares de la región quedaron sometidos al Rey Castellano. Sin embargo, dada la buena disposición del último Rey Moro Aben Hudiel, demostrada en las capitulaciones de Alcaraz y en el recibimiento dispensado cuando el Rey Sabio tomó posesión de Murcia, los moros de Abanilla y los demás del reino conservaron su religión, su justicia, las costumbres, vestidos, etc..
El monarca castellano dio muestras, en esta reconquista murciana, de un buen talante político y de una gran generosidad; baste decir para ello que permitió que un pueblo, el musulmán y su Rey, pudieran vivir y trabajar, pacíficamente, a base de respetar un estatuto de normas que se referían más a lo económico que a lo político. No obstante, a pesar del sumo tacto con que procedieron en la pacificación y convivencia de las poblaciones, tanto el Rey Castellano como sus inmediatos colaboradores, la rebelión no se hizo esperar. Unos 20 años después, el Rey Moro y sus vasallos mudéjares emprendían, en 1264, el gran levantamiento de Murcia, junto con los castillos y lugares del reino.
Y en efecto, D. Jaime l reunió sus tropas en Valencia y se encaminó a Orihuela. El camino estaba sembrado de dificultades, pues varios castillos alzados, estaban en actitud hostil a Castilla; entre ellos los de Villena, Sax, Elda, Novelda, Aspe y Elche. Para reducir estos núcleos de resistencia, D. Jaime dio muestras de una gran sagacidad y de dotes diplomáticas poco comunes en un caudillo guerrero. El Kaiz de Fabanella, otros textos dicen Favaniella (Abanilla), tomó parte activa en el levantamiento, a juzgar por un testimonio del mismo Rey Alfonso X el Sabio. Este testimonio parece indicar que el Castillo de Abanilla hubo de ser ocupado, tras la revuelta de 1264. Veamos la referencia: El año 1268, dos años después de ocupar la ciudad de Murcia Jaime I, se celebró en Toledo una reunión conjunta de las cortes de los reinos de Castilla y Aragón; allí en sesión tan memorable, el Rey Alfonso X el Sabio, reiteró su agradecimiento a D. Jaime I el Conquistador, con estas palabras significativas: “Padre, sabéis que me prometiste dar como esposa a vuestra hija y que me ayudaríais a conquistar el reino de Murcia y en verdad digo que en ello habéis tenido buena parte y que es vuestra la conquista de Alicante, Elche, Elda, Novelda, Aspe, Crevillente y Fabanella” (Florián Ocampo: Crónica General de Alfonso X el Sabio. 1541).
De Abanilla también huyó el Kaiz o Arráez de su castillo, que emigró al valle de Ricote. Entre el valle de Ricote que agrupaba varios castillos y seis lugares importantes en esa cuenca del Segura, el señorío moro de Crevillente y la fortaleza del Lugar Alto de Fabanella, formaban un triángulo que tuvo gran transcendencia en la época musulmana y mudéjar y cuyas relaciones y dependencias conocemos gracias a los estudios y aportaciones del profesor Guichard. Abanilla, después de la Reconquista, pasó por varias vicisitudes; sin embargo, siguió siendo aldea, unas veces al servicio de unos, otras veces, sujeta al vasallaje de otros. Los Reyes Católicos, en 1501, con motivo de la conversión en masa al catolicismo de los mudéjares, elevó el rango de aldea a Villa, desapareciendo la Aljama y sustituyéndola por el Concejo.
 
Cap. VI.- Pedro IV el Ceremonioso, Rey de Aragón, entra en Abanilla.
 
Tres Reyes durante la Edad Media, escribieron su propia crónica, que ha llegado a nuestros días: Alfonso X el Sabio, Jaime l el Conquistador y Pedro IV El Ceremonioso. Estos tres Reyes nombran a Abanilla en su manuscrito con el nombre de Fabanella, conforme se le conocía entonces.
Los hechos que el Rey Pedro IV narra en su crónica se refieren al cerco y entrada de sus tropas en Orihuela; sin embargo la narrativa bélica parece fantástica porque no ocupó Orihuela. La otra parte, la castellana, sí precisa que se combatió en el campo de La Matanza y cercanías y que Pedro IV huyó perseguido de cerca por las huestes del Rey Castellano. El Rey no habla del recibimiento dispensado por las autoridades y la población de Abanilla, pero asegura que durmió en un lecho con cama, no solamente el Rey, sino su séquito.
Es natural que tanto el Rey como su séquito durmieran en el Castillo y sus dependencias. No había en esas calendas otros lugares más confortables. El Rey no dice que acampara en la huerta de Fabanella, sino que llegaron a ella, cuando ya se había dado el toque de queda en el pueblo. Un ejército de esta naturaleza compuesto por 15.000 hombres de a pie y 3.000 a caballo, aun contando con la exageración de las cifras, no podía pasar desapercibido a las autoridades ni al pueblo de Abanilla. Recordamos a este propósito haber leído unos pedazos del manuscrito, antes de que se vendieran gran cantidad de papeles del archivo municipal, a cambio de carretillas pirotécnicas, para tirarlas por las calles el Sábado de Gloria, una de las grandes diversiones del pueblo, en mis años infantiles. Pues bien, en u
no de esos folios se hacía referencia a que el Rey había pernoctado en el castillo.
Crónica de Pedro IV traducida por Bofarull. (Algunas notas de dicha crónica que hacen referencia a Abanilla): “Desde Alcoy pasando por Sax, el día 9 de Diciembre de 1364, nos fuimos a alojar a la huerta de Fabanella, que dista 9 leguas, a cuyo punto llegamos ya muy tarde, como que habían tocado ya a la queda cuando descabalgamos doliéndonos de haber hecho una tan grande jornada.”
“Durante tal jornada, la tierra que pisamos era toda yerma y desierta y llena por consiguiente, de gran multitud de caza, esto es, perdices, conejos y liebres. Era tan fácil la caza, que la gente de nuestra hueste llegó a coger a una legua de la huerta de Fabanella, más de 10.000 perdices y 500 cargas de conejos y liebres, con lo que hicimos buen acopio de provisiones. Cuando hubimos dejado toda la cuesta y entrado en el gran campo de La Matanza, en el cual según antiguas crónicas han tenido lugar muchas y grandes batallas de grandes Reyes, hicimos alto con toda nuestra gente y vimos de Nos, un pendón del Rey de Castilla con 1.000 hombres a caballo…”
“Partiendo luego de tal punto se fue a la huerta de Orihuela, donde comparecimos Nos, el día once de dicho mes y al vernos sus habitantes, tanto fue el consuelo que recibieron de nuestra llegada, que lloramos todos de gozo. Estuvimos con ellos seis días, durante los cuales les proveímos de víveres y otras cosas necesarias que traíamos de Fabanella.”
“Y dejando por fin dicho lugar (Orihuela) en buen estado, partimos el día 17 del mes de Diciembre y con toda nuestra gente de armas fuimos al cabo de Cerver; al día siguiente llegamos hasta las salinas; al siguiente día a Ontiñen (Onteniente) y al otro que fue el 21, marchamos a Játiva, hasta cuyo punto nos fueron siempre siguiendo algunas fuerzas del Rey de Castilla, aunque no se atrevían a acercársenos.”
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 
 
Texto de las Embajadas
 
 
Autor: Eugenio Marco Tristán.
Abanilla
 
 
Primera parte . Embajada Mora
 
Invasión Musulmana. Los Moros toman Abanilla como parte del reino Godo de Orihuela.
 
Embajador Moro
 
Cristianos de Fabanella
por Alá y su Profeta,
que rindáis exijo
vuestro Castillo y enseres,
mujeres, hijos y haciendas.
 
Si así lo hiciereis
por Alá mi promesa,
de respetar vidas,
bienes y haciendas.
 
Vuestro Rey Teodomiro
que acertado os gobierna capitulado ha su reino
con pacto de firmeza.
 
Murcia y Orihuela
i Por Alá son nuestras!
 
 
Jefe Cristiano del Castillo
 
No aceptamos condiciones
ni a Alá ni a su Profeta.
 
 
 
Embajador Moro
 
Si no aceptáis
las condiciones que ponemos
coged las armas
y luchemos
 
 
Empieza la lucha.
Los cristianos sacan bandera blanca. Se detiene la lucha.
El Embajador Moro sube al Castillo.
 
Jefe Cristiano del Castillo
 
Si nuestro Rey ha capitulado
y a él le debemos la hacienda,
el honor, la vida y la honra
que su voluntad sea la nuestra.
 
Decid a vuestro Valí
que Fabanella sus condiciones acepta,
y que a lo pactado por Rey
no hay de vasallos protesta.
 
Sube el Valí al Castillo. El Jefe Cristiano hace entrega de las llaves al Valí.
 
Jefe Cristiano del Castillo
 
Estas llaves os doy
en señal de sumisión,
para abrir y cerrar el portón
a partir del día de hoy.
 
Valí
 
Gentes de Fabanella
de mí es voluntad
que Al’Bayada se llame ya
esta aldea desde hoy
 
Respetaremos vuestras vidas
enseres y haciendas,
y al Rey Moro pagaréis
el tributo que se establezca.
 
Aceptaréis mi autoridad
que el Rey me delega,
para todos cuantos asuntos
a las vidas os concierna.
 
Fabricaréis de esparto
cestos, capachetas y cofines,
para enviarlos a Damasco
y a todos los confines.
 
En la huerta plantaréis albaricoques y peretas,
y si os sobra tiempo
haréis cordetas.
 
De los montes sacaréis
fuertes y grandes maderas,
que el Sultán las necesita
para construir Galeras.
 
Vino no beberéis
pues lo prohibe el Corán
y el cerdo ni olerlo
porque la peste dan.
 
En el castillo construiréis
amplia Alcazaba,
y la Mezquita orientaréis
hacia la Caaba.
 
El río encauzaréis
para poder regar,
con acequias y brazales
la Mahoya y el olivar.
 
Alzaréis atalayas
para la huerta vigilar,
por si algún enemigo
os la quiere pegar.
 
En los baños sanaréis
dolencias y otros males,
pues sus aguas son curativas,
medicinales y termales
 
 
 
Del Oriente os traemos civilización y cultura,
y nuevas sabidurías
que los males curan.
 
Cultivaréis el lino,
azafrán y centeno,
el esparto, el olivo,
la alfalfa y el heno.
 
Agua beberéis
de éste manantial,
que es ferruginosa,
s
ulfurosa y medicinal.
 
Las palmeras cuidaréis
que buenos frutos dan,
dulces y sabrosos
y de fácil guardar
 
Con barro fabricaréis
adobas y ladrillos,
para levantar muros,
casas y castillos.
 
Y en prueba de gratitud
por tan sumisa capitulación,
os doy mi perdón
y prebendas en amplitud.
 
Tributos pagaréis
del producto de las haciendas,
de todo cuanto se merque,
se fabrique o se venda.
 
De Alá aceptaréis
cuantas gracias os merezca,
y a vuestro Dios podéis
rezar tantas veces os apetezca.
 
¡Por Alá y Mahoma su Profeta!
 
 
 
 
Segunda Parte . Embajada Cristiana
 
Jaime I el Conquistador reduce la rebelión del Rey Moro, conquistando con lucha Orihuela, Abanilla y Murcia.
 
 
 
 
 
 Embajador Cristiano
 
Como Alférez Mayor
de las tropas de Aragón,
en nombre de mi Rey y Señor
os exijo la rendición.
 
Acuerdo hay sellado
de confianza y honor,
que no habéis cumplido Vos
y a vasallos sublevado.
 
La entereza de mi Señor
en Vos hizo confianza,
firmando pacto los dos
en los campos de La Matanza.
 
Vuestra osadía ha permitido
la rebelión a ultranza,
y Nos venimos decididos
a la conquista sin templanza.
 
Valí
 
Vuestro Rey pactó con Nos
en los campos de La Matanza,
y yo confío en mi Dios
para no someterme a ultranza.
 
Tributos hemos pagado
a tan Sabio Rey Alfonso,
pero ya nos hemos cansado
de tanto hacer el tonto.
 
 
 
Decid a vuestro Señor
que de Catalunya y Aragón viene,
que este Valí no se atiene
más que a Mahoma y Alá su Dios.
 
Embajador Cristiano
 
En nombre de mi Señor
que tan sabiamente gobierna, preparaos para la lucha
que la batalla ya empieza.
 
 
Empieza la lucha. Los Cristianos cercan y ponen sitio al Castillo.
Los Moros huyen por la parte trasera del Castillo. Los Cristianos abren las puertas y ocupan el Castillo.
 
Una vez en el Castillo, el Jefe de las tropas Cristianas, Jaime I, se dirige a los habitantes del pueblo:
 
Jaime I
 
Gentes de Al’Bayada
desde ahora Fabanella,
os doy mi perdón
para que no haya más querella.
 
Los privilegios de la Corona
Nos venimos a traer,
para poderos conceder
Señorío y Poltrona.
 
En la Mezquita edificaréis
Iglesia a S. Benito,
y dejaréis un morabito
a los Moros que apreciéis.
 
Cultivad y regar la huerta
de tan arraiga tradición,
y que el Concejo delimite
a cada cual su función.
 
 
 
 
Del noble reino Castellano
pasaréis a formar parte,
y al Rey echaréis una mano
en encomiendas y otras artes.
 
Los tributos pagaréis puntuales y sin falta,
que de no hacerlo así
mal rayo os parta.
 
Delego mis funciones
en aldea ya conquistada,
a mi Alférez Mayor
de afilada espada.
 
Y le nombro Conseller
en el reino de Aragón,
que con gallardía y tesón
ha sabido defender.
 
Construiréis casa señorial
con amplios aposentos,
para que en ella pueda estar
el adelantado Mayor del Reino.
 
De este noble Señorío
formarán parte entera,
el Padul, la Mahoya,
Muzalé, Jaira y Contiendas,
Al’Jarea de Al’Margen
y sus limítrofes tierras.
 
 
La Parte de Mafraque
resérvesele a Tristán,
que junto con el Budeite
buen aceite dan.
 
A los Cabrera se les concede
el resto del Señorío,
para pastar ganado cabrío
y demás ovejas que hubiere.
 
 
 
A los Ruices y Torá
y a los Ramírez y Rocamora,
incluida la peña Mora
con la tierra Colorá,
 
En las umbrías plantaréis
las vides más fecundas,
y sus mostos beberéis
cuando el pánico os cunda.
 
Porque el vino es admirable
y apropiado al ser humano,
siempre y cuando se lo administre
y no se le vaya la mano.
 
En toda hacienda plantaréis
almendros que florezcan,
y con sus frutos haréis dulces
de los que en Orihuela se mercan.
 
Cuando todo esto hagáis
y si es que os sobra tiempo,
ayudaréis a las Mesnadas
para seguir conquistando reinos.
 
A todos os hago
ciudadanos de Realengo,
pero maldito de aquel
que no pague los Diezmos.
 
Y todo esto os lo digo
en nombre de vuestro Señor,
que yerno mío es ahora
Sabio y Conquistador.
 
Embajador Cristiano
 
De todo lo dicho aquí
si no sucedió así
muy bien pudo suceder,
sin que haya nadie en saber
cómo escapó el Valí.
 
 
 
El Autor ha querido hacer
farsa histórica en realidad,
que con modesta sagacidad
todos podamos comprender
 
Quedaos con Dios Villanos
oriundos de Abanilla,
y disfrutar como enanos
en las fiestas de la Villa.
 
¡VIVA LA SANTA CRUZ!